2. El techo de África

Solo se me ocurre una manera digna de conocer África: trabajando. Cualquier otro acercamiento la convierte a ella en escaparate y a ti en obscena. No voy a Etiopía por trabajo. Tengo obesidad moral.

Miro Addis Abeba desde la ventanilla del coche. Las cabras pasean su sarna junto a los palacetes ministeriales de un partido sin oposición. Chabolas semiderruidas ofrecen plástico de colores. Su miseria: mi Barrio Rojo.

Junto con Liberia, Etiopía es el único país africano que no fue colonizado por Europa. La invasión de Mussolini fue tan corta como la virilidad herida de todo dictador. No los salvó la fuerza patriótica de su ejército, ni la complejidad cultural de su civilización: simplemente eran cristianos. En consecuencia no hay menos hambre ni más justicia ni menos conflictos bélicos que en otros países de África. Hay orgullo. Un orgullo insensato. La altitud geográfica del país roza una media de 2.000 metros. Pero lo más alto que tiene Etiopía no es el Ras Dashen, es el mentón.